"Tal vez fuese desesperanza. Turguéniev quizá lo llamaría desencanto. Dostoievski, tal vez infierno. Somerset Maugham tal vez lo llamase realidad. Pero lo llamaran como lo llamasen, eso era yo."
Haruki Murakami (Japón, 1949) |
Portada de edición Maxi TusQuets (2009) |
Título: El fin del mundo y un despiadado
país de las maravillas (1985)
Autor: Haruki Murakami
Editorial: TusQuets
Páginas: 617
Autor: Haruki Murakami
Editorial: TusQuets
Páginas: 617
Argumento.
Dos historias paralelas se desarrollan en
escenarios de nombre evocador: una transcurre en el <<fin del mundo>>,
una ciudad amurallada; la otra, en Tokio, <<país de las
maravillas>>. En la primera, el protagonista se ve privado de su sombra,
entre extraños habitantes y unicornios. En la segunda historia, el narrador es
un informático cuyos servicios son requeridos por un inquietante científico que
vive en la red de alcantarillado, poblada por tenebrosas criaturas carnívoras.
(Extraído de la parte
posterior del libro)
Opinión.
Hay que empezar por decir que Murakami tiene
una capacidad lírica impresionante. Su estilo es suave, pero agresivo a la vez;
simple, pero con sus dotes de intelectual; tranquilo, pero con la velocidad
adecuada para no dejarte dormido. Lo que sale de la pluma de este señor, al
menos en lo técnico, es de verdad impresionante. Puedes amar u odiar al
japonés, pero seguro que indiferente no te dejará. Su narrativa es, en una sola
palabra, hechizante.
Ahora, partiendo de la base de la novela
dividida en dos, comencemos. Por una parte, en El despiadado país de las maravillas el protagonista es un “calculador”
de 35 años que trabaja para el Sistema. Los calculadores son personas que
realizan procesos mentales de información utilizando el método Shuffling. El protagonista es contratado
por un profesor chiflado y su nieta gorda, para realizar un cálculo en base a
los estudios científicos que el primero desarrolla. El Sistema es la
corporación gubernamental que controla toda la información, y se ve amenazada
constantemente por la Factoría de los Semióticos, que son la competencia
malvada.
Bob Dylan encaja perfecto como BSO del libro |
Ahora, seguro se preguntarán: <<¿Y qué relación tiene una historia
con la otra?>> Es lo mismo que yo me preguntaba al comienzo del
libro. Los capítulos están intercalados; es decir, uno del País de las maravillas y después uno de El fin del mundo, y las historias van moviéndose, una junto a la
otra, en forma de zigzag, tanto que
en ocasiones, justo después de encontrar un punto de conexión entre ambas,
acabamos por decidir que en realidad están completamente aisladas entre sí. Sin
embargo, como ya lo he dicho, la narrativa de Haruki hipnotiza y encanta, a
tales grados que no quieres dejar de leerlo, quieres saber más sobre el mundo,
o en este caso mundos, que el autor nos presenta. Eso fue lo que me enganchó
rápidamente al libro, esa incertidumbre, de muy buen sabor, hacia querer saber
qué pasará y qué carajo tiene que ver una cosa con la otra. Además, la primera
historia está escrita en pasado y con un ritmo acelerado, de desesperación,
aventura y suspenso; mientras que en la segunda, escrita en presente, el tono
es más bien melancólico y poético, tranquilo y azul. Punto bueno: las tramas de la novela y el estilo del autor.
Como ya lo he mencionado, sólo he leído dos
obras de Murakami pero tengo una certeza sobre él, y quienes lo hayan leído no
me dejarán mentir: quizá su punto más fuerte esté en los personajes. En mi
opinión, la literatura clásica estaba enfocada hacia los lugares y las situaciones
(con sus muchas excepciones, claro), mientras que la contemporánea hace más
hincapié en los personajes. Pues estas personas creadas por el nipón tienen
siempre un aire de soledad, de buscar algo que nunca encuentran ni saben qué
es, de sardónicos y amargos; en fin, una delicia de personajes. Y esta obra no
es la excepción, puesto que no sólo los protagonistas son buenos, sino también
los personajes secundarios, llenos de carácter y de una fuerza, dignos de
formar parte de la literatura de élite. Punto
muy bueno: los personajes de Murakami.
Para concluir.
Creo que me he quedado corto con todo lo que
quería decir. De verdad la obra me ha encantado, tanto que he llegado a
considerarla como una de mis favoritas; además, sin duda, Haruki Murakami es mi
autor contemporáneo favorito. Dentro de la novela pasaremos buenos y malos
ratos, como debe ser. ¿Tendrán las historias alguna conexión entre sí? Sólo
podremos averiguarlo adentrándonos al mundo que el autor nos ofrece. La novela
nos muestra temáticas muy variadas y profundas; una de ellas, que me ha
recordado un poco a Herman Hesse, la búsqueda del propio yo. Repleta de referencias musicales y literarias, como es la costumbre con el autor, es una novela excelente. Como recomendación diría que, si aún no has leído nada
del autor, pensaras en comenzar con otra obra y después, ya dentro del mundo murakiano, le dieras una oportunidad a
la que aquí intenté antojarte.
<<Pero oye, Juan, ¿podrías resumir toda
esa porquería que acabas de decir? No creerás que vamos a leerlo todo, ¿verdad?
Dinos qué nos vamos a encontrar en El fin
del mundo y un despiadado país de las maravillas>>. Bueno, amigos, la
respuesta está entre las páginas de la obra:
“Aquí está todo, nada está aquí”.
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